Solo ante el peligro

Alicia Garau Rolandi · Madrid 

Jamás pensó que cuando llegara el momento su corazón sonaría más fuerte que sus pasos. El pasillo estaba desierto. El frío mármol y la altura de las columnas, hacían que se sintiera un ser minúsculo. La soledad en aquel momento se hizo aterradora. Debía entrar, su mente lo sabía, era capaz, pero se sentía paralizado, como un bloque de hormigón. Respiró profundamente varias veces, ese sistema siempre le funcionó cuando estudiaba derecho. Imaginaba lo que encontraría al otro lado de la puerta, cientos de ojos puestos en él, la media sonrisa del fiscal y su mirada condescendiente como un lago tranquilo que invita al baño, pero que esta infestado de pirañas sedientas de sangre. Empujó las puertas con determinación inspirando profundamente y al entrar en la sala solo una palabra le vino a la mente… ¡zoquete!, te has vuelto a equivocar de día…

 

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