Premio anticipado

José Vicente Pérez Bris · Bilbao 

El letrado vio llegar la limusina de Fachetti. Tragó saliva e intentó aparentar serenidad. Cuando la puerta de doble espesor se abrió, agachó la cabeza para entrar. Le recibió una pierna enfundada en seda negra. Sorprendido, permaneció inclinado. La escultural extremidad se agitó ante sus labios. Besó la pantorrilla y ésta retrocedió hasta el fondo. Su dueña, una atractiva rubia, le recibió con una sonrisa de marfil, mientras masticaba una gominola con los colores del arco iris. Lucía un conjunto de lencería transparente bajo un abrigo de pieles. El jurista notó que su entrepierna se elevaba como un cohete en la rampa de lanzamiento. La rubia se lanzó a facilitar el despegue. -¡¨Es este el premio por trabajar como espía para el señor Fachetti¡€™-preguntó embobado el abogado. -No, querido -dijo ella con la boca llena-. Es un adelanto para que me defiendas y obtengas una sentencia absolutoria por cargármelo.

 

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