Por una frase

Rosa Peñasco · Madrid 

Por una frase de Woody Allen… ¡Sólo por una frase! Recuerdo que, con la última sílaba, la Sala ya quedó invadida de esas carcajadas casi circenses que subían más y más de tono, hasta el punto de sentir que los risueños decibelios iban a hacer explotar, uno a uno, los ladrillos del bloque. ¡Qué ridículo más grande! ¡Qué complejo de zoquete! ¿Y ahora qué? ¿Cómo explico a mi cliente que le ha caído la pena máxima sólo porque el juez odia a Woody Allen? Reniego del sistema, pero en medio de esta aterradora soledad, reafirmo mi idea: si nuevamente tuviera que defender a ese exhibicionista que siempre aprovechaba la aglomeración de los juzgados para abrir su gabardina, juro –y que me perdone Woddy Allen- que me muerdo la boca como una piraña, antes de decir en la Sala que “las ventajas del desnudo, saltan a la vista…”

 

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