Otro mal sueño
Alfonso Pacheco Cifuentes · Palma de MallorcaAbrió un ojo de mala gana y enfocó el despertador ¡Se había dormido otra vez! Se levantó como un cohete y se metió en la ducha. Recordó la pesadilla que había tenido: iba de un espía, osos de caramelo, muertos y mucha sangre. ¡Qué horror! Se puso el uniforme y bajó a desayunar de prisa y corriendo a la cocina. Su padre, con el traje que se ponía para los días importantes, la esperaba impaciente repasando su alegato para aquel juicio de asesinato por una simple bolsa de gominolas y que hoy, tras las conclusiones de los letrados, quedaría visto para sentencia. Aquello tenía que acabar, no podía seguir quedándose dormida cada dos por tres y llegar tarde al cole. Si no quería tener más pesadillas, debería dejar de escuchar a escondidas lo que su padre le contaba a su madre sobre los casos del despacho.