Justicia poética

Diego Lodeiros Castillo · Gandía (Valencia) 

«Hay que ser zoquete para ser juzgado por abusar sexualmente de una piraña». Pensé mientras el fiscal, que representaba al bloque de defensores de los animales que había querellado contra mí, ponía en tela de juicio mi sistema de valores ante la mirada atenta de mi amante, el Ilmo. Sr. Enrique, por todos respetado.
Decir que la soledad en la que Quique me había sumido era el único motivo por el cual buscaba placer sexual en la zoofilia de alto riesgo resultaría un tanto extremista.
Decir que violó mi intimidad al espiarme y colgar en Internet las fotografías que me hizo es bastante más objetivo.
Decir que a quien se estaba juzgando (implícitamente) en aquella sala no era a mí sino a su conciencia sería reconfortante, pero si además la responsabilidad de tomar la decisión de acusarme o absolverme recaía sobre él, el asunto se tornaba deliciosamente kármico.

 

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