Inocente

Fátima Fernández Méndez · Avilés (Asturias) 

Cuando estuve la primera vez en una prisión de máxima seguridad, yo era una estudiante de derecho especializada en el sistema de prisiones. Un año antes de eso, mi madre me había confesado que la soledad la había llevado a enamorarse de un zoquete, Raúl González, mejor conocido como “El Piraña” y, lo más importante, que él era mi padre. Recuerdo mi sonrisa y emoción al saber que no estaba muerto. Así fue como me vi inmersa en una tarea en la que estaba bastante empeñada; encontrar a mi padre y conocerle. La primera imagen que vi de él, fue en un periódico -capturado y esposado por la policía-. Poco tiempo después, averigüé que mi padre estaba preso en el Bloque número tres de una prisión de máxima seguridad. No tardé mucho tiempo en hacerle una visita. Sus primeras palabras al verme fueron: soy inocente ¡Ayúdame a salir de aquí!

 

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