Están mirando

Alejandro Espiago Orús · Zaragoza 

Desde hace tiempo, todos me miran. Primero fueron los espías del Gobierno que vigilaban el juzgado. Ignoraban que la clave era la secretaria judicial. Una mujer extraña. Sospeché de ella desde el principio, viéndola tomar a todas horas unas misteriosas pastillas de colores que hacía pasar por gominolas. Un día, mientras redactaba una sentencia con la puerta entreabierta, la vi desintegrar a un letrado de un fogonazo. Se volvió hacia mi tranquilamente y me confesó que estaba en la Tierra preparando una invasión. Traté de alertar a los demás, pero todos me miraron perplejos mientras me sacaban en volandas. Lo que me preocupa ahora es que queda poco tiempo. En cualquier momento aparecerán en el cielo miles de cohetes espaciales. Y aquí solo hay gente de bata blanca que no sabe nada. También ellos me miran. A veces les oigo a través del cristal. “Demasiado trabajo”, dicen. Pobres ingenuos.

 

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