El letrado villano

Marisol Artica Zurano · Castellón de la Plana 

Decidido a cumplir su misión, se coló sigilosamente en la casa de Gutiérrez de Nerja. Para el resto del mundo, se trataba de un prestigioso letrado que ganaba casos imposibles. Pero la agencia lo había desenmascarado: en el mundo del subterfugio era conocido como el Villano de la Toga. Había inventado un artilugio para conseguir que los jueces, sin ser conscientes de ello, dictaran sentencias a favor de sus clientes, normalmente delincuentes de guante blanco acusados de fraude o desfalco. En el sótano encontró lo que buscaba: la Gominola de la Injusticia Suprema. Bastaba con que un juez la mascara para que su voluntad quedara sometida a los intereses del malhechor. Las medidas de seguridad eran extremadamente sofisticadas, pero él era un espía bien preparado y las burló sin problemas. En cuanto la tuvo en su poder, salió como un cohete de la casa con una sonrisa en el rostro.

 

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