Imagen de perfilSentencia firme

Daniel Alvarado Pérez · Cantabria 

La sentencia era firme. El juicio había durado poco menos de un año, pero el pobre ya estaba condenado desde que comenzó. Por mucho que llorara, por mucho que pidiera una absolución, de nada serviría.
―¿Después de todo lo que he hecho por vosotros? ¿Es que no lo entendéis? Todo lo que hice fue para salvaros del calentamiento global. ¿Y así me lo pagáis? ―lloriqueaba―. Dadme una oportunidad de empezar de cero, por favor. Os ayudaré a erradicar toda la pobreza que he causado, os lo juro. ¡Apiadaos de mí! ¡Perdonadme!―imploró desesperado.
Pero no nos daba pena alguna. Él mismo se lo había buscado. Que lo hubiera pensado antes. Ya estábamos hartos de él. Sus crímenes no tenían perdón. Había llegado su hora. Al fin.
Nos metimos la última uva a la boca.

 

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