Imagen de perfilArriba y Abajo

Carmen María Díaz Sánchez · Alicante 

Entré a visitarle a los calabozos del juzgado. Siempre me causa desazón y cierto escalofrío bajar las escaleras que conducen hasta ellos. Es un tramo en el que comienzan las paredes sucias, frías y un olor a humedad que penetra y se fija en el cerebro. Arriba, el ajetreo de las salas de vistas, la cafetería, propinas que caen en una cesta solitaria de la barra. Sonidos que se mezclan con conversaciones y risas…
Abajo la privación de libertad y el silencio.
Entro en la dependencia separada por el cristal de seguridad. Su cara refleja decepción, tristeza y rabia. El tatuaje de su mano está atravesado por unas venas que latían de forma rápida, mostrando intermitentemente la caducidad del mensaje escrito con dolor y sangre. Solo me gritó -!qué puñetas hago aquí una vez más! Me sacarás otra vez, no?.
Enmudecí… las venas palpitantes tenían la respuesta.

 

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