La defensa

José Francisco Lorente Cuartero · Alcobendas (Madrid) 

Tenía que preparar muy bien su defensa, y tenía que hacerlo rápido. Su futuro dependía de ello. Tras casi veinte años ejerciendo, se había especializado en la jurisdicción penal, defendiendo de acusaciones de malversación y cohecho a algunos de los individuos más despreciables de la sociedad. No se sentía especialmente orgulloso por ello, pero le pagaban bien y le producía morbo saber que sus clientes siempre eran culpables y que, a pesar de ello, las pocas veces que eran declarados culpables, apenas les condenaban a una simple multa. Pero en esta ocasión era diferente. La situación le había cogido de improviso. Estaba nervioso y no las tenía todas consigo. Se miró en el espejo. Parecía un espectro, pálido y con las ojeras muy marcadas. Escuchó ruido detrás de la puerta, había llegado el momento. La abrió y comenzó: “Cariño, lo siento …”

 

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