Un nuevo cliente
Ana Belén Hernando Bibiano · Guadarrama (Madrid)Un sonido de claxon le devolvió a la realidad del semáforo en verde. El retrovisor reflejaba a un hombre que gesticulaba exageradamente. Detrás del movimiento de su puro, se podía adivinar algún que otro insulto. El imponente Mercedes intentó adelantar sin éxito varias veces. La impaciencia de su perseguidor le agobió de tal modo que paró en el arcén poniendo en riesgo su seguridad. Cuando por fin le dejó atrás, el conductor se despidió de él enseñándole el dedo corazón por la ventanilla, gesto comprensible para cualquier persona de cualquier nacionalidad. En su despacho esperaba un nuevo cliente. Después de un educado saludo, se sentó frente a él. El olor a chimenea de la habitación hizo que reparase en el puro arrugado del cenicero. Siguiendo la didáctica de su instinto, decidió no utilizar su toga para defender a esa especie de botijo malhumorado que ahora le llamaba de usted.