LA VERDAD DESENMASCARADA

David Álvarez González · La Laguna (TENERIFE) 

Podía sentir como todos los corazones de la sala latían excitados ante mi respuesta. El abogado de la defensa sonrío ante el jurado, sintiéndose victorioso tras su último estoque verbal. Luego clavó sus ojos en mí, mostrándome su confianza en la victoria, su sed de venganza. Su victoria sobre la justicia.
Tragué saliva y respiré hondo para controlar el estrés. El síndrome de abstinencia se apoderaba de mí, necesitaba una copa.
– Repito, ¡¨Tiene alguna coartada que lo alejé del lugar dónde se encontraron el arma y sus huellas?
– Si. Esa noche estaba con su mujer, en el despacho en el que usted guarda su colección de armas. Faltaba una en la vitrina, pero eso usted ya lo sabe.
La venganza puede ser dulce en ocasiones, pero casi siempre acaba traicionando a su ejecutor. Había ganado mi libertad y perdido un amor, ahora si que necesitaba una copa.

 

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