Ilustración: Juan Hervás


La consulta

Fernando Fernández Fanjul · Madrid 

Ese médico ejemplar
afamado por oficio,
por negocio, beneficio
y paciencia singular
soportaba el sacrificio
de tener que responder
donde fuera y por doquier,
siendo causa del suplicio
normalmente una mujer,
la consulta inorportuna
sobre un fármaco, vacuna,
un dolor de antesdeayer,
una insólita laguna
en el turno del mercado
o un sudor inesperado
que aparece con la luna,
y pregunta a su abogado
si cobrarles debería
semejante tontería,
o es un cirio de cuidado
que la pena no valdría;
el togado muy apuesto
le contesta, por supuesto
en tu caso cobraría
y el doctor se va dispuesto
a su mal ponerle cura
y evitar esa tortura,
mas se queda descompuesto
encontrando una factura
con postal certificado
del bufete del letrado,
minutando sin mesura
el consejo prodigado
y obligándole a pagar
o boleto le han de dar
en el club del licenciado.

 

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