Imagen de perfilPROPÓSITO DE AÑO NUEVO

Eva María Algar García 

Como todos los días de Año Nuevo, elaboro una lista de asuntos pendientes. Cada año es más larga. Cuando la concluyo, me decido a cumplir el propósito número veintisiete: visitar en prisión a un estimado cliente.
Consigo las autorizaciones pertinentes y me adentro en su Módulo. Me impacta verle. Se encuentra demacrado, huele a loción de afeitado barata y ha perdido bastante peso.
Con voz quebradiza, intento animarle diciendo que pronto podrá disfrutar de permisos manteniendo un buen comportamiento, y que aún es posible lograr la absolución si el Supremo revoca la Sentencia que recurrí.
Me arroja una mirada escalofriante y se marcha. Y lo entiendo. Vivía como un Rey y lo perdió todo. Me culpa por ello. No creyó que fuera mi maldito pasante quien le involucró como testaferro de una empresa que cotizaba en bolsa fraudulentamente…
El Juez tampoco. Vuelvo a mi Módulo. Llamarán a recuento en breve…

 

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