Imagen de perfilUNA HISTORIA DE AMOR

Rosalía Guerrero Jordán 

Nos conocimos en la Facultad de Derecho un septiembre cualquiera del siglo pasado. Tú eras la joven profesora que iniciaba su carrera docente; yo, el alumno aventajado que, sentado en la primera fila, imaginaba que hablabas de leyes solo para mí.
Bajo tu dirección realicé mi tesis doctoral, que defendí ante aquel panel de dinosaurios. Después, salimos a celebrarlo. Tú y yo, hasta que el amanecer nos sorprendió en la playa besándonos.
Nos hicimos la promesa de acudir a menudo a besarnos al mismo lugar. En los últimos tiempos, sin embargo, hemos dejado de hacerlo.
Y hoy, tras más de treinta años y dos hijas en común, me dices que no cabe recurso alguno contra la sentencia que esgrimes ante mí. Dictas el sobreseimiento de nuestra relación el día de nuestro aniversario, pero sabes que solo me puedes acusar de haberte querido demasiado.

 

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