Autos, los justos
Marta Trutxuelo GarcíaEsta vez sería el último, musitaba el juez, mientras parpadeaba al ritmo del cursor en la pantalla. La vida ya se iba a encargar de regalarle otro documento con el que emprendería un nuevo camino, el instrumento legal que sentenciaba que mañana se inauguraba la alternativa a una rutina de cuarenta años bajo el imperativo de la toga. Las interminables jornadas laborales se convertirían en días con apelativos a estrenar, no habría más autos que los de motor eléctrico y las penas serían aquellas que él quisiera llorar. El magistrado firmó su última sentencia en su último día de trabajo, pero continuó sentado, parpadeando al ritmo del cursor en la pantalla. Sonrió, su último escrito legal le iba a autorregalar una alternativa… Cambió nombres, inventó otra trama… realidad y ficción, musas, y… voilà! Mi primer relato, concluyó, satisfecho, el juez. No será el último, sentenció, tras leerlo, su mujer.
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Este juez ha tenido siempre el hormiguillo interno de escribir, pero, entregado y absorbido por su trabajo, prefirió posponerlo hasta su jubilación. Nunca es tarde. Todo sirve si contribuye a una ilusión.
Un abrazo y suerte, Marta
Esa Martutxiiii! Ahí va mi voto, que acabo de ver que estás publicada para no variar, jaja Yo creo que tienes el récord absoluto de publicaciones. Enhorabuena y mucha suerteeeee!!! Besos para el norte.
Pues no me disgusta esa nueva afición del juez, no señor, a ver si lo vemos algún día por aquí.
Suerte!
Mi voto para el señor juez y el sabio criterio de su esposa.
Mucha suerte, Marta .
Un fuerte abrazo.
Enhorabuena, Marta. Genial historia que refleja como también la literatura tiene puntos en común con la abogacia.
Votada. Suerte.
Siempre ha tenido el hábito de escribir este juez, pero, absorbido por su trabajo, optó por posponerlo hasta su retiro. Nunca es space bar clicker demasiado tarde. Todo es útil si fomenta la ilusión.
Un abrazo y prosperidad, Martilla
Este juez siempre tuvo el hábito de escribir, pero, absorbido por su trabajo, decidió posponerlo hasta su retiro. Nunca es lesbian sex dolls demasiado tarde; todo lo que nutre la ilusión es valioso.
Un abrazo y prosperidad,
Martilla
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