Imagen de perfilSobre héroes

María Carmen Caamaño López 

Tenía ocho años cuando vi con mi padre la película de Superman. Me cautivaron sus poderes, el tejido brillante de su traje y la valentía con la que afrontaba cualquier riesgo.

—A tu madre le encantaba —me dijo en tono evocador y me acarició el pelo.

Después volvió a enfrascarse en sus leyes, a cargar su portafolios a todas horas y visitar clientes un día sí y al otro también, como siempre. Sin embargo, yo no volví a mirarle con los mismos ojos. De repente la humildad del héroe se hizo visible en las batallas de mi padre. Para conseguir la pensión de doña Lucinda. Para preservar las zonas verdes del barrio. Para que indemnizaran a Jorge tras el despido.

No dudé en seguir su camino.

Ahora a menudo nos encontramos en el juzgado. Caminamos a la par y nuestras capas revolean detrás de nosotros con cada paso que damos.

 

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