Imagen de perfilHISTORIA DE MI PADRE

Maribel Romero Soler 

Mi padre trabajó toda su vida en la construcción, pero hoy piensa que es abogado, una extraña consecuencia de la demencia que padece. Tampoco me conoce. Cuando lo visito en la residencia cree que soy un cliente. Siempre da él el primer paso, invitándome a sentarme frente a su silla. Después me pregunta en qué puede ayudarme. Intento que mi tristeza no sea visible y, a riesgo de que algún día recupere la cordura y me descubra, voy inventando diferentes litigios, controversias… Hoy he tejido una historia absurda. Le he dicho que un vecino me roba las macetas con la excusa de preservar la flora del barrio. Me ha mirado sorprendido. A él le gustan los casos más complejos. «No podré ayudarle —me ha dicho—, pero le recomiendo a mi hijo, es un gran jurista». Me voy emocionado, al menos recuerda que pagó una carrera de Derecho para mí.

 

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