Imagen de perfilEL EFECTO MARI ROSA

Ángel Montoro Valverde 

Los cincuenta y pocos no existen. Y aunque a esas edades, algunos sigan estando muy buenos, como es mi caso, todo pico por encima del medio siglo hace que sin darte cuenta hables menos de grandes proyectos y nuevas expectativas y más de mamografías y tactos rectales. Y en esa posición genu-vergonzante me encontraba, ante Mari Rosa -Dra. Colón para los no amigos-, quien me recomendaba respirar hondo y pensar en algo agradable para superar el trance. Preocupado por el mundo que van a heredar mis hijos, soñé con mares limpios de residuos plásticos, con leyes y tratados efectivos frente al cambio del clima, con tribunales especializados en justicia ambiental a los que yo acudía en bicicleta, con el desarrollo sostenible de los pueblos y hasta con minutas cobradas a primer requerimiento. Y tan placentero fue el sueño que me he convertido en un adicto a las colonoscopias.

 

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