EL EFECTO MARI ROSA
Ángel Montoro ValverdeLos cincuenta y pocos no existen. Y aunque a esas edades, algunos sigan estando muy buenos, como es mi caso, todo pico por encima del medio siglo hace que sin darte cuenta hables menos de grandes proyectos y nuevas expectativas y más de mamografías y tactos rectales. Y en esa posición genu-vergonzante me encontraba, ante Mari Rosa -Dra. Colón para los no amigos-, quien me recomendaba respirar hondo y pensar en algo agradable para superar el trance. Preocupado por el mundo que van a heredar mis hijos, soñé con mares limpios de residuos plásticos, con leyes y tratados efectivos frente al cambio del clima, con tribunales especializados en justicia ambiental a los que yo acudía en bicicleta, con el desarrollo sostenible de los pueblos y hasta con minutas cobradas a primer requerimiento. Y tan placentero fue el sueño que me he convertido en un adicto a las colonoscopias.
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Ángel… un mundo ideal mientras pasas por un -ejm- penoso trance… tanto para hacerte adicto??? Yo que tú, me lo hacía mirar, je, jeeee…
Muy bien!!!
Enhorabuena y mi voto!!
Un abrazo
Marta
Bueno… la hipérbole es un recurso literario como otro cualquiera. Quien dice adicto puede querer decir que lo soporta con paciencia. Gracias por tu voto.
Un relato entrañable preñado de verdad, compañero. Ojalá siempre podamos pensar en cosas agradables en momentos de realidad tan poco edificantes. Mi voto y un abrazo
Eso, amigo. Al mal tiempo buena cara. Y si el mal tiempo es que llueve en el desierto, con más razón. Gracias
Hola, Ángel.
Ostras!, qué visual es tu micro. Imagino esos tactos rectales y mamografías a tutiplén.
Creo que el Ministerio de Sanidad te lo va a comprar para hacer un spot, jajaja.
Estoy con Marta, ¿adicto a las colonospias? Es demasiado…
Te deseo suertísima en este último mes.
Un abrazo inmenso, peazo cuentista.
Pd: No me esperes, me han noqueado.
Reitero que reivindico la exageración (…érase un hombre a una nariz pegado…). en cuanto a que no te espere… se donde encontrarte si no es aquí: ganando «relatos en cadena» con un micro insuperable. Enhorabuena.
Un relato genial, Ángel. Mi experiencia con las colonoscopias no es tan maravillosa como en tu historia…¡ ojalá !. A lo que yo soy adicta es a leerte. Sentido del humor, ironía… Reconozco que estoy » enganchada «. Mi voto y mucha suerte.
Un abrazo.
Agradezco mucho tus palabras porque, aunque el tema es …delicado, me permites ironizar sobre el mismo. Gracias, de verdad.
Es un placer leerte, como siempre. Tu sentido del humor es genial. Enhorabuena y mi voto
Gracias Carmen por tus alentadoras palabras. Espero leer pronto uno de tus historias tan del oficio.
Ángel…o demonio, con este micro me has metido el diablo en el cuerpo. Aunque todavía no rondo los cincuenta tu relato me ha puesto es perspectiva para cuando me llegue la hora. Tic tac, tic tac, tic tac. Supongo que es el Efecto Mari Rosa, publicas un micro sobre un tema tan delicado y tiemblo al otro lado del Atlántico. Acudir o no acudir(al proctólogo) esa es la cuestión.
Bueno Jorge… no exageres con el miedo. Recuerda que el secreto está en respirar y pensar en algo agradable. Por cierto, me has dado la idea para un nuevo micro «Erase una vez un niño que de mayor quería ser proctólogo… ¿te imaginas? …yo no. Gracias amigo por cruzar el atlántico para saludarme.
Jaja ,qué cuento tienes, Ángel! Ya hay que ser imaginativo para tener felices pensamientos mientras uno pasa por semejante trance.Yo en el dentista, por ejemplo, solo pienso en hacer cosas que normalmente constituyen delito o me acuerdo de algún cliente que me debe dinero… Mi voto, como siempre…
Uff que malos rollos despierta tu dentista. Búscate otro que tenga decorada la clínica conforme al feng shui. Aquí te espero (en el concurso, se entiende; nunca en una clínica). Gracias.
No he dejado de reír desde la primera frase, y eso que las pruebas médicas me aterran.
Gracias por hacernos pasar un buen rato leyéndote.
A mi también me aterran las pruebas médicas. Y el aburrimiento. Muchas gracias María Dolores. Esperando tu última micro-propuesta.
Mi voto y solidaridad. Me dijeron que tras esa prueba no convenía conducir, pero a mí me daba igual. Todo me da igual. Y allá que me fui con mi bicicleta «Otero», que me compraron en la madrileña calle Segovia en los años sesenta. La conservo en buen estado para que la hereden mis hijos (espero que tarde). Mi sueño fue también muy placentero pero muy a mi pesar a la vuelta tuve que caminar agarrándola por los cuernos del manillar. Tenían razón ¡Esos sillines de cuero puntiagudos!
Hasta la próxima edición y suerte.
Gracias Diego por tu voto. Creo que la tienda de Otero sigue abierta y organiza una marcha de bicicletas clásicas. Y no eches la culpa al sillín de cuero; los actuales de carbono tampoco son muy confortables. Eso sí; son prostáticos. Y no hagas locuuuras.
El efecto de leer tus historias es que la mari-posa que todavía me queda en el estómago aletea revoltosa hasta la cabeza y allí hace una fiesta a la que invita a los sapos y culebras que salen por la boca y a la oveja negra de la vecina. Y es que tus historias son para celebrarlas hasta que el cuerpo aguante; y si ya hemos pasado los cincuenta, pues hasta que nos vuelva a aguantar.
¡Qué grande eres!
Gracias Margarita. Aprendo de las mejores. Y estoy de acuerdo contigo en de de excederse de vez en cuando. Ser comedido es (a veces) aburrido. Saludos.
Lo de las minutas cobradas al primer requerimiento, en nuestra profesión. me ha llegado al alma, es tan irreal, como tu sueño «Y los sueños, sueños son» Mi voto para tan bello e inalcanzable sueño.
Lo de las minutas cobradas al primer requerimiento, en nuestra profesión. me ha llegado al alma, es tan irreal, como tu sueño «Y los sueños, sueños son» Mi voto para tan bello e inalcanzable sueño. Un abrazo
Gracias Francisco José. Me cuenta un amigo que conoció a un compañero que, nada más salir del juzgado el cliente le preguntó si se debía algo. No tofdo está perdido. Sueña.
Hola, Ángel, me ha gustado mucho tu relato, muy original la forma de evadirse de tu protagonista para hacerse la colonoscopia. Munudo efecto Mari Rosa, jajajaja.
Mucha suerte.
Te dejo un abrazo y mi voto.
Gracias Javier. Muy agradecido por las palabras de un campeón.
Acabas de darme una idea, Ángel: igual que los simbolistas se inspiraban con absenta, y los beatniks se metían de todo, y aunque para esa prueba no te anestesien, el próximo micro lo voy a imaginar mientras padezco un tracto (no precisamente de la Ley Hipotecaria) con tacto, que uno es de una quinta un poco anterior a la tuya.
Buena suerte, maestro.
Un abrazo
Ja, ja, de ti no me extraña que cualquier cosa y cualquier situación te inspire. Y entre un tracto o beber absenta…difícil elección. Gracias . Me alegro de verte.
Mis felicitaciones Ángel. Tu talento para escribir microhistorias solo rivaliza con tu sentido del humor. Si la sensación es tan placentera más que una visita médica ha sido un bonito «viaje». Mi voto y un saludo.
Muchas gracias amiga por tus felicitaciones. Con el deseo de que los próximos viajes no acaben en un hospital. Un abrazo.
Muy ingenioso y con sentido del humor.
Gracias Ana. La risa, como el aire.
¡Enhorabuena, Ángel! Al final, uno se acostumbra a todo… Jajaja
Te deseo suerte y te dejo mi voto.
Besos apretados.
Gracias Pilar. Seguimos soñando.
Un tema, bajo mi punto de vista, desagradable y penoso, aunque sea en tono jocoso. Posiblemente, porque el mismo me trae recuerdos muy duros y dolorosos.
Saludos
María Rosa
Creo que a quien más y quien menos nos ha tocado el asunto. Un saludo