Imagen de perfilRECUERDO DE LA DIGNIDAD

EVA CORNUDELLA SAENZ DE VALLUERCA 

Encontré a mi cliente sentado en el salón social del asilo donde estaba ingresado. Los trabajadores sociales habían promovido su incapacidad y yo fui designado de oficio para su defensa. Al parecer llevaba meses en que solo hablaba de la guerra del 36. Me senté a su lado y me explicó que había cruzado la frontera por los Pirineos, muerto de miedo. Que lo único que se llevó a Francia fue su propia vida y la compañía de su madre. Me dijo que les habían tratado razonablemente bien. Mientras me hablaba miraba la televisión, y noté que se le saltaban las lágrimas cuando veía las colas del pueblo sirio intentando huir de su penuria. No me pareció ido. En absoluto. Cuando me despedí me cogió de la mano y me dijo “Joven, recuerde que en ocasiones no es bueno el olvido. Todos tenemos derecho a la dignidad”.

 

+14

 

Queremos saber tu opinión