Imagen de perfilMiradas inéditas

Antonio Presencia Crespo 

Me encontraba nervioso. Me arreglé el nudo de la corbata. Empecé a repasar mi intervención mientras los magistrados hacían comentarios entre ellos y me miraban con una sonrisa, o eso me pareció. Conocía bien la Ley de Extranjería, difícil pero interesante, y el formato de la vista no me era ajeno. Sin embargo, la fiscal me observaba con una mirada entrañable. También el abogado de la otra parte me dio unas palabras de ánimo y apoyo. Incluso mi defendido me contemplaba con ternura. Parecía no preocuparle haber entrado sin visado, y que estuvieran a punto de mandarle de vuelta a su país.
Gracias a Dios todo fue bien durante la vista, pero lo que tanto temía ocurrió. El Presidente de la Sala dejó su lugar en el tribunal, y antes de que yo dejara la sala, se acercó y alzando los brazos gritó con gran voz: ¡Feliz jubilación!

 

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