UN FUTURO COMÚN
Rosalía Guerrero JordánCuando Ardilla se plantó en medio de la asamblea, el resto de los allí congregados enmudeció. Si alguien podía salvar el bosque era ella, que para eso había estudiado Derecho.
—Hay que promover un cambio en la conducta de los humanos —habló con la vocecilla que salía de su pequeño cuerpo—, y si es necesario acudir a los tribunales, lo haremos.
Un murmullo de asentimiento recorrió la alfombra verde y trepó por las ramas de los árboles.
—Sin embargo, necesitamos ayuda. Personas infiltradas que nos presten su voz.
—¿Y cómo vamos a convencerlos? —preguntó Rana—. Humano no muerde humano.
—Por favor, venid —dijo Ardilla, y al momento varios niños y niñas salieron de la espesura—. Os presento a nuestros portavoces. Nuestro futuro es también el suyo.
Pocos años después se aprobará la Ley Ardilla, que garantiza la conservación de los bosques del planeta.
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Qué bella fábula, Rosalía. Llena de fantasía e imaginación. ¡Enhorabuena!
Un abrazo.
Muchas gracias por tus palabras María.
Saludos!
Un cuento precioso, Rosalía.
Deberíamos tomar conciencia de lo importantes que son nuestros bosques. En mi Galicia querida los incendios nos están haciendo mucho daño estos días..
Te envío mi voto y un abrazo.
Mucha suerte.
Cierto, los incendios son terribles, y cada año se repiten. Al final nos vamos a queda sin aire que respirar…
Un abrazo y muchas gracias.
¿Quién dijo que las fábulas están pasadas de moda?
Mi aplauso, Rosalía
Gracias Margarita!
La verdad es que las fábulas son un poco «vintage», pero siguen siendo didácticas y sirven para todos los públicos.
Un abrazo.
Rosalía, me ha encantado tu relato, es casi un cuento con su moraleja.
Te mucha suerte.
Un saludo.
Me ha encantado tu escrito, Rosalía tienes mi voto.