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Margarita del BrezoEn el primer capítulo Ella aparece sentada en la cocina, con gesto amable, garabateando deprisa sobre un trozo de papel manchado de harina mientras un sabroso guiso borbotea en el fuego. Él la sorprende al final del segundo capítulo. Le parte primero una ceja, después todas sus historias, las que Ella escribía en secreto y las que el destino había escrito para Ella. A partir de ese párrafo las lágrimas diluyen la tinta y el argumento es ininteligible. Hasta que, a través de un margen roto por la fuerza del oscuro líquido, consigue colarse el abogado del editor para gestionar el sinsentido de esta ficción narrativa que parece sacada de la realidad. Con la ley en la mano a Él lo envían a sacar brillo a los artículos del código penal. Y Ella recupera de nuevo el protagonismo de unas páginas en blanco que aún está a tiempo de escribir.
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Hola, Margarita. Tu relato es genial, me encanta.
Te envío mi voto y un abrazo enorme.
Mucha suerte.
Me alegra que te guste, Ana Isabel, y que te hayas pasado a decírmelo. Gracias.
Un abrazo
La dura realidad bañada en poesía. No creo que se pueda contar mejor. Sí, señora. Olé. Enhorabuena, mi voto, y mucha suerte. Un abrazo
En el limbo estoy con tu comentario, Barrabás, acompañada de un par de fantasmas de verbo ágil que dicen que te conocen.
Gracias por venir.
Un abrazo
Madre mia Margarita, pero que gusto da leerte.
Gracias por compartir lo que escribes.
Muchísima suerte.
Esponjada estoy con tu comentario, hija, y feliz y agradecida. ¡Como para no compartir contigo! Mil gracias.
Con qué ingenio nos cuentas una dolorosa historia, pero con un feliz final.
¡Enhorabuena, Margarita! Te deseo mucha suerte y aquí te dejo mi voto.
Besos apretados.
Puestos a inventar, que los finales sean felices, a ver si a la realidad se le pega algo.
Gracias por llegarte hasta aquí y, aunque no es el lugar, enhorabuena por tu final de REC (estoy de vacaciones y todavía me resisto a poner las redes sociales en el móvil).
Hola, Margarita.
Dicen que lo bueno se hace esperar, así sucede con tu micro. Preciso, real y cargado de imágenes.
Qué grandísima eres.
Un abrazo enorme y suerte.
Gracias, Towanda, aunque la enhorabuena hay que dártela a ti.
Mucha suerte
Precioso, preciso, exquisito, contundente, poético. «Le parte primero una ceja, después todas sus historias… y las que el destino tenía para ella». Lo peor de la realidad es que, a veces llega antes el juez de guardia a levantar el cadáver que el abogado del editor. Gracias por ese final que nos reconcilia con la profesión. Un voto desde mi admiración.
La admiración es mútua, creo que eso es bueno, ¿no?
Y aunque no siempre podemos cantar victoria, no hay duda de que el mundo no sería mundo sin la justicia, esa que tú defiendes.
Y mis historias no serían lo mismo sin tus comentarios.
Un abrazo desde mi refugio vacacional.
Preciosa fábula, Margarita. Él es como un bombero de «Fahrenheit 451». Destroza las historias ficticias, aunque no con fuego, pero también la historia real, la autobiografía encarnada en Ella misma, las páginas en blanco que Ella aún está a tiempo de escribir-vivir.
Tu concepción del abogado, magistral.
Suerte, Margarita.
Un abrazo.
Llámalo bombero o avientafuegos o pericolospalotes. Lo cierto es que hay gente que se empeña en ser los protagonistas de una historia que no es la suya y encima no saben actuar.
Mil gracias por tu minuciosa lectura y tu excelente comentario. Un abrazo.