UN JUICIO DE LOCOS
Luis Jesús Goróstegui Ubierna –¡Tarde, llego tarde! –se decía el conejo blanco mientras corría desesperado.
Rápido, entró en el castillo y accedió a la gran sala. Aún estaba a tiempo de reparar lo sucedido, aunque sabía que sería imprescindible actuar sin miramientos.
–¿Qué genio tiene hoy? –preguntó el conejo al Sombrerero.
–Llegas tarde. Como siempre, de perros… rabiosos. Ya han hecho el careo. Te toca –le respondió en un susurro.
–Bien, rapidito, ¿qué alega la defensa? –vociferó la Reina de Corazones.
El conejo blanco dejó la guía jurídica penal en la mesa y dijo:
–Su alteza, seré breve: Alicia no puede ser condenada. Sufre de un mal incurable. Hemos descubierto que está cuerda.
–¡Pues entonces que le corten la cabeza! –gritó enfurecida la reina.
–Eso va en contra del ordenamiento jurídico de su alteza, su alteza: «Dura lex sed lex».
Y la reina comenzó a llorar. La arriesgada estrategia de defensa había tenido éxito.
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Me encanta, Luis: ágil, divertido, bien hilado. Solo apto para locos ;)
Un abrazo
Muchas gracias, Margarita.Pero perdona, tengo prisa, tengo que preparar mi alegato en el caso contra Tweedledum y Tweedledee… un caso complicado, de suplantación de identidad… muy oscuro… ya sabes… robo y asesinato con alevosía y nocturnidad…, pobre Humpty Dumpty, ¡tan joven!…
Por cierto, espero tu relato de este mes.
Un abrazo.
Qué bueno, Luis.
De palabra a palabra con la vertiginosidad de la carrera del conejo.
Unos abrazos y suerte.
Muchas gracias, Towanda. Me alegra que te guste mi relato. Afortunadamente el conejo blanco y el Sombrerero aún tienen algo de cordura. Ya se sabe que la locura tiene muchos niveles, como en la vida misma (y no miro a ninguna declaración de independencia ilegal, que conste). Un abrazo, y no te deseo suerte porque, a la vista de la calidad de tus relatos, no la necesitas.
Anda que no la necesito, jajaja, y mucho.
Aquí, se muestran mensualmente excelentes micros de grandes microrrelatistas y tú eres uno de ellos.
Que la suerte nos acompañe…
Modifiquemos la ley y condenemos la cordura. O por lo menos, seamos unos locos a tiempo parcial. Buen relato. Mi voto y suerte.
Muchas gracias, Ángel. Lo cierto es que, en ocasiones, viendo lo que pasa en el mundo (y en nuestro propio país, sin ir más lejos) parece que la locura manda sobre la cordura y el sentido común.Muchas gracias por tu voto (tú también tienes el mío). Un saludo.
Muy bueno y ocurrente.
Muchas gracias, Ana.
Muy bueno y ocurrente. Me ha gustado y te he votado.
Muchas gracias, Ana.