SALTO AL VACÍO
Juan Manuel Chica CruzTras recoger el acta de defunción de su hija atropellada por un coche azul mediterráneo con un conductor borracho dado a la fuga, aquel padre y abogado juró en privado ante su cadáver defenderla hasta la muerte. Abogado al que hubo que relevar cuando la policía fue a su garaje a comprobar el color de su vehículo y le notificaron su detención. Durante el juicio juró y perjuró que no fue consciente de atropellar a nadie y menos a su hija aunque su precisión al volante fuese como la de una mirilla de escopeta de feria. El símil sonó como si acabara de estallar una bomba en el juzgado y entendió que si aún le quedaba algo de dignidad tendría que lanzarse tras ella. La sala de vistas, afortunadamente, estaba en la tercera planta y una de las ventanas abierta sugiriéndole como cumplir con la palabra dada a su hija.
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Durísima historia para un mes de vacaciones y diversión, pero la vida, a veces, es así de dura como la presentas. Una lastima que la sala de vistas no estuviera en la planta 16. El resultado final estaría asegurado.
Un abrazo Juan Manuel.
Muchas gracias por tu generoso comentario. Quiero pensar que con una tercera planta fue más que suficiente. Un abrazo.
Te deseo toda la suerte del mundo. Te llevas mi voto por esa historia tan bien construida. Un abrazo
Muchísimas gracias, Esteban por tu voto y comentario tan amable. Un abrazo.
Un hombre de palabra.
Su última palabra y acción…
Mi voto para un relato duro y que te pellizca por dentro. Mucha suerte, Juan. Un abrazo.
Muchisimas gracias, Ana Isabel, por tu comentario y voto. Un abrazo grande y fuerte.