Imagen de perfilLA HERENCIA DE PAPÁ

Rosalía Guerrero Jordán 

Cuando le invitaron a navegar por el Mediterráneo a bordo del yate privado de Carlo, el cliente más importante del bufete, se sorprendió. Acababa de ser contratado, no por su currículo, bastante mediocre, si no para relevar al socio que acaba de fallecer en extrañas circunstancias: su padre.
Carlo le hizo una propuesta jugosa, pero él tenía unos sólidos principios morales, heredados también de papá, y no estaba dispuesto a firmar ningún contrato, demanda, informe, oficio ni acta que no fuera escrupulosamente cierto y ajustado a la legalidad.
Con educación y firmeza, se negó. Carlo, como no podía ser de otra manera, lo entendió. Pero mientras disfrutaban de los fuegos artificiales disparados desde la feria situada en la playa, sintió un empujón que le lanzó por la borda.
Intentó alcanzar la orilla, pero las fuerzas le abandonaron. Mientras se hundía pensó que papá, al fin, hubiera estado orgulloso de él.

 

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