Imagen de perfilEL ABOGADO

ANA MARIA VIÑALS LORENTE 

Cuando me asignan este tipo de casos, suelen preguntarme hasta qué punto es lícito defender a un asesino. Si sería capaz de dormir por las noches sabiendo que mis alegatos tal vez provoquen que un jurado, tribunal poco inclinado a la indulgencia ante este tipo de delitos, ponga en libertad a un individuo condenado de antemano por los medios. Medios que, para saciar a la voraz audiencia, retransmiten sin pudor la investigación realizada por la policía.

La conciliación entre moral y justicia resulta difícil. Postular que nuestro oficio sea comprendido por la sociedad cuando la víctima es un niño, resulta imposible.

No necesito ser amigo de mis clientes. Ni siquiera tienen por qué caerme bien. Sin embargo, debo procurarles una buena defensa.

Por eso voy a emplearme a fondo para que alguien de su calaña no acabe entre rejas, pero recuérdelo: fuera del juzgado, usted para mí solo es escoria.

 

+1

 

Queremos saber tu opinión