Imagen de perfilCerrado por Vacaciones

Felipe Gutierrez Blazquez 

Miraba y no veía. No sabía si por causa del calor o la fatiga. Sintió ganas de tomar un helado, de café, para refrescar y despejar, se dijo. No acababa de digerir el glosario técnico con el que los forenses se empeñaban en describir el estado del cadáver, además no se ponían de acuerdo entre ellos mientras la temperatura no paraba de ascender. Estaba claro, el presunto culpable con las ropas manchadas de carmesí profundo recibiría la medida cautelar del juez de guardia sin pestañear, prisión incondicional, seguro. Sentenciar sería para otro juez, al que intentar presentar el caso de la manera menos trágica, si eso fuera posible. Un reto para un abogado recién entrado en el turno de oficio, un primer asunto, prometedor, estremecedor, un desafío.
Otro héroe más de un verano abrasador, que debería haber colgado el cartel de “cerrado por vacaciones” en la ciudad.

 

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