Imagen de perfilMientras hay vida

Carlos Alberto López Martínez 

La tengo cargada y con el cerrojo amartillado, el seguro quitado y la boca del cañón pegada a mi sien, para no fallar, pese al tembleque.

Repentinamente, oigo pasos aproximarse y no puedo evitar sobresaltarme y sumergir abruptamente el arma en el mar. Evitar el bochorno de explicarme me salva la vida.

-¡Bonito día para pasear!- saludo a mi desconocida rescatadora.

-Por decirlo de alguna manera- me contesta la joven- ¿Va a estar aquí mucho tiempo más?

Y ante mi extrañeza por su pregunta, me explica su intención en este rincón apartado: es una abogada sin clientes, arruinada, se avergüenza porque se piensa fracasada y siente que su vida carece de sentido.

-¡No cometas una barbaridad! Yo también estoy sobrepasado. ¡Puedes ayudarme!

Y le cuento mis problemas con el código penal por aprovecharme de presidir una sociedad para saquearla. Le ofrezco trabajo y veo la esperanza renacer en su rostro.

 

+1

 

Queremos saber tu opinión