Imagen de perfilAnonymous togado

Juan José Castillo Peñarrocha 

Mi rostro nunca fue el espejo de nada, pero siempre tuve cara de malo. Lo sé.
Cualquier incumplimiento ajeno era automáticamente achacado al chaval con cara de maleante, al de la cicatriz como de cuchillada. Siempre fui el presunto culpable de toda fechoría juvenil sobrevenida en la ciudad.
Descartado el sacerdocio, intenté labrarme con la abogacía una imagen tranquilizadora y respetable: sólo conseguí una patibularia cartera de clientes, confiada en la dudosa eficacia de un togado que infundía miedo.
Mi hermosa elocuencia nunca consiguió compensar mi aterradora mirada de soslayo sobre mi cicatriz de navajero. Y mi preciado diploma terminó archivado en el tabique del olvido.
Hoy, por fin, he reencontrado la seguridad sobre un taburete. Ataviado con toga y máscara Anonymous, soy el monologuista estrella del Club de la Comedia. Mi elocuencia al servicio del humor, de la felicidad efímera.
Ni el peor tugurio osaría desprenderme de mi máscara.

 

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