Intestado
Wibo SefeldDon Saturnino se había convertido en un abuelo triste y vulnerable aunque en mi mente conservaba la imagen vívida de un abogado fuerte e implacable. Tras veinte años de silencio me resultó extraño verlo en mi despacho hablándome en calidad de testador. Intentó romper el hielo mostrándome una foto antigua donde aparecíamos los dos. Cómo no me iba a acordar de mi primer empleo, esa maravillosa oportunidad para introducirme en el mundo de la abogacía de la mano de una eminencia. Juntos formábamos un tándem perfecto, luchando codo a codo para erradicar los delitos ambientales que amenazaban a la población de linces en el sur del país. Sin embargo, tras el desistimiento de varias demandas, me enteré que Don Saturnino se había dejado sobornar por una gran multinacional. Ante tamaña felonía juré que, aun siendo su hijo, jamás iba a aceptar herencia suya.
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Nadie debería ver caer a su ídolo del pedestal y menos aún a su padre. Me ha gustado mucho, Wibo, sobre todo el golpe de hacha final.
Suerte y mi voto.
Muchas gracias Ana María, un saludo!
Una gran decepción para un hijo con principios. Menos mal que la corrupción no se hereda.
Buen micro, Wibo. Mucha suerte y mi voto para la dignidad de tu protagonista.
Besos apretados.
Muchas gracias Pilar, saludos!
Dicen que todos tenemos un precio. Pero la integridad no se puede comprar con nada. El camino fácil es atractivo y cómodo, pero no suele ser el correcto. Tu protagonista, que lo ha visto de cerca, ha quedado vacunado contra esa tentación. Ante su firmeza, su padre quizá aún esté a tiempo de servir de ejemplo, de rectificar, una especie en peligro de extinción como el lince lo merece.
Un abrazo y suerte, Wibo
Muchas gracias Ángel, un abrazo!
Si existieran más abogados honrados otro gallo cantaría.
Mi voto y mi enhorabuena.
¡Suerte!
Muchas gracias por tu comentario, un saludo!
Bonito relato.
Muchas gracias!
Abogado íntegro y abogado corrupto, el eterno debate, esta vez en el seno de la propia familia, como una lucha interna.
El giro final le da el toque perfecto al relato… me ha gustado mucho!!!
Te envío mi voto y un abrazo!!!
Marta
Muchas gracias Marta, un abrazo!
Tal vez el hijo no haya concedido un juicio justo al padre, nunca se sabe. Yo abogaría tanto por los principios como por el perdón. En cualquier caso, un relato precioso, muy bien escrito. Enhorabuena, mi voto, y un saludo
Muchísimas gracias, un saludo!
Don Saturnino es posible que haya meditado más de una vez sobre el refrán «por un perro que maté mataperros me llamaron».
Buen micro, Wibo, mucha suerte y mi voto.
Muchas gracias por tu comentario, Aurora. Un saludo!
Bonito ejemplo, si hay que renunciar a la herencia, se renuncia. Delitos medioambientales y con la conservación del lince de por medio, son más que suficientes para ello. Enhorabuena Wibo, Gaia y los Guerreros del Arcoíris agradecen este tipo de relatos.
Tienes mi voto y un saludo, suerte.
Muchas gracias por tu comentario José Manuel, un saludo!