Imagen de perfilUN MUERTO MUY VIVO

Virginia Grinda 

Entró en la Sala encorvada, parecía llevar algo en el regazo. Al tomar asiento se arrebujó la toga y con voz solemne declaró abierta la sesión.

La vista se desarrollaba con normalidad cuando, de repente, la magistrada entornó los ojos y comenzó a farfullar palabras inconexas en aparente conversación con su vientre. Sentí un escalofrío.
– Intenta comunicar con el más allá -susurró misterioso el fiscal-. Está recibiendo un mensaje.
Todos conocían su afición al ocultismo, incluso circulaban rumores sobre un pasado secreto como tarotista.

Superado el trance y tras las conclusiones el caso quedó visto para sentencia. Abandonó la sala, no sin antes cerciorarse de que la urna con las cenizas de su difunto esposo permanecía oculta bajo la toga.

La sentencia me sorprendió por su minuciosidad y capacidad de análisis. El secretario dijo sonriendo que había habido suerte, “el muerto se ha inhibido por falta de competencia”.

 

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