Espejo conciliador
Esther Estornell CanovasTras minutos delante del espejo, consigo mirarme. La crema que me arrojo a la cara no consigue esconder las arrugas de mi infinito dolor. No hay antídoto ante los fantasmas que he creado.
Recuerdo que cuando conseguí el titulo de abogacía tuve una renovación del orgullo. Orgullo que ha quedado enterrado tras defender a gente manchada de sangre. Ahora las cadenas no me dejan huir de mi mismo.
Me intento relajar viendo una peli. John Wayne acaba de sentenciar a muerte con su mirada a un indio. Así me siento yo…como el indio.
Pero trato de reaccionar. No soy yo quien elige a sus clientes, son ellos quienes me eligen.
Me despido de toda pesadumbre. Vuelvo a situarme frente al espejo. Ya consigo mantenerme la mirada.