Imagen de perfilEl Estado contra Pinocho

Jesús Marinetto Iglesias 

Pinocho robó, presuntamente, el tarro de crema pastelera. Y acusó a su mejor amigo, pinche de cocina, de haber urdido el plan; provocando su despido. Geppetto le había advertido hasta la saciedad: «las marionetas de madera no pueden comer». Si quería convertirse en un niño de verdad, sólo había una forma: «Debes estudiar derecho y hacer el bien». Pero fue inútil, en aquél niño rebelde era imposible una renovación. Algo, no obstante, sí consiguió: rodearse de juristas. Allí estaban el abogado, el fiscal y el juez; pero para sentenciar su caso. Se le acusaba de un delito de robo con fuerza en las cosas, utilizando palancas de madera: todo él. El fiscal le preguntó por qué había mentido. Pinocho, haciendo caso omiso a los consejos de su abogado, no se acogió al derecho a no declarar; y su nariz creció y creció hasta el infinito y más allá.

 

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