Imagen de perfilTrastorno psicosomático abogadil

Laura Galindos Reyes 

Lo confieso. Padezco el síndrome de paranoia letrada. Todo comenzó en la universidad al confundir los precios del súper con los artículos del Código Civil. Pero como dice el refrán, la chispa que inició el fuego que arrasó la pradera fue hacerme abogado. Solía solventar las discusiones familiares como juicios. Me rapé el pelo para que no se identificara mi ADN vía capilar. No entraba en el Metro para evitar que me culparan de una agresión sexual con el meneo del vagón y mi despacho estaba impoluto ante posibles indemnizaciones por ser origen de una pandemia. Y a pesar de todos mis esfuerzos, me llevaron a prisión por omisión de socorro al no colaborar en un accidente de coche no fuera que me acusaran de un delito de lesiones. Pero ya he conseguido resolver mi patología, y por fin, me han concedido la prisión preventiva que solicité para impedir escaparme.

 

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