Imagen de perfilEXCESO DE CELO

RAFAEL OLIVARES SEGUÍ 

El hábil juez instructor había hecho razonar al defendido y obtenido la confesión completa de su crimen la pasada primavera, antes de que me asignaran su defensa en el turno de oficio, donde trataba de conseguir experiencia práctica ya que mi formación era la justa. No me fue difícil esgrimir el manido recurso de refutar la declaración de mi cliente alegando engaño, presión sicológica y torturas. Careciendo la fiscalía y la acusación de otras pruebas, el Tribunal sobreseyó el caso no sin antes censurar mi excesivo celo. De cualquier forma, el chaval de 12 años fue absuelto. Aún no han descubierto al ladrón de los caramelos en la feria.

 

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