Imagen de perfilEL PIANISTA MÁGICO

MANUEL MONEDERO GUTIERREZ 

A mi padre le encantaba viajar, especialmente en primavera. Decía que el brotar de las flores revitalizaba su alma. Y no le faltaba razón. Vi gestar sus mejores estrategias procesales en esos viajes que compartíamos en familia.

Se le conocía como el “letrado poeta” porque explicaba la Ley con exquisita dulzura, tanto en la Universidad como en los juicios que ganaba, uno tras otro, sin aparentes problemas.

Su visión transversal del Derecho le llevaba a defender cualquier causa, aunque sentía especial debilidad por la protección de los que llamaba “desamparados”, lo que le ocasionaba pleitos contra carteles de droga o empresas inescrupulosas.

Hace ya un año, unos desalmados sicarios le dejaron en estado vegetativo. Ahora, sigo ganando sus juicios pendientes acatando las instrucciones que me transmite con su única vía de comunicación; el movimiento codificado de sus dedos que domina cual mágico pianista.

 

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