Imagen de perfilLey y orden

laura pilato rodríguez 

Salgo del bufete a la carrera y me la encuentro en la puerta. Con mirada de animal asustado y acento extranjero murmura algo sobre un trabajo. Supongo que es la limpiadora que me envía la Agencia, así que le muestro el desorden del despacho y le digo que puede empezar de inmediato.
Al regresar, observo que el legado de mi caótico proceder ha desaparecido. Todo estaba pulcro y ordenado. Lo único extraño es que aquella joven, que ahora me sonríe con gesto dulce, revisa mi agenda mientras habla por teléfono.
-Envié los documentos al procurador y acabo de citar a un cliente. En mi país era laboralista, pero me pondré al día en penal. –
Me tragué la vergüenza y los prejuicios, y acordamos las condiciones del contrato.
Después retiré el anuncio donde buscaba un abogado penalista y llamé, muy cabreado, a la agencia de limpieza.

 

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