La voz de la verdad
JESÚS LLOP PUIGSoy de natural inquisitivo. Cuando me topo con algo que no entiendo del todo (o no entiendo en absoluto) aplico toda mi energía a desbrozar el camino hasta llegar a una explicación convincente. Probablemente fue esa característica la que me condujo al desempeño de la abogacía.
No hace mucho llegó a mis manos un caso en el que tuve ocasión de ejercitar mi curiosidad innata. Mi representado parecía sincero; su relato, también. El problema era que la otra parte presentaba una versión alternativa que ofrecía igual verosimilitud.
Intenté renovar mi arsenal argumentativo mediante la lectura de novelas de detectives; repasé manuales de Derecho penal; llegué a estudiar lo más asequible del viejo Aristóteles.
Nada pude hacer. Frente al motor carbonizado del coche de mi cliente –que era de gasolina- la defensa aportó un único testimonio, de voz apenas humana pero persuasiva:
—Ha elegido usted gasóleo A.
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Muy. Bueno. Con un toque de humor en esa frase final cue da un giro resolutivo al caso de tu abogado. Ojalá que todos los problemas solo fueran eso. Mi voto y enhorabuena. Un abrazo.
Muchas gracias, Juan Manuel. Uno se va creyendo la historia que cuenta y esa historia necesita un final. Se hizo lo que se pudo.
Y desde luego que lo has hecho muy bien, Jesús. Muy original y ocurrente. Un abrazo!!
Un abogado debe conocer todas las circunstancias y detalles que concurren para ejercer su trabajo de forma completa, sin resquicios. El de tu relato es concienzudo, además de curioso y trabajador, pero a veces nada resulta suficiente y una verdad inesperada surge para aclarar algo que no puede cambiarse.
Una historia imaginativa, con un toque de humor original.
Un abrazo y suerte, Jesús
Te agradezco tus comentarios, Ángel. Para los abogados – y para todos los demás- un ochenta por ciento es trabajo y el otro ochenta por ciento (como decía aquel) es suerte.
Una mala tarde la tiene cualquiera, como suele decirse. Un testimonio pétreo e incuestionable. Pura mala suerte para tu abogado. Tu relato, espléndido, está muy bien escrito. Enhorabuena, mi voto y un saludo
Muchas gracias, Nicolás. Espero no vivir para ver el día en que los surtidores gobiernen el mundo.
Un saludo
Jaja, qué bueno, Jesús! Divertido y muy bien redactado, sí señor. Mi voto y un nuevo coche para tu cliente. Un abrazo.
Muy amable, Eva María. Está claro que no se puede ganar siempre.
Un saludo
Es complicado hacer relatos divertidos y el tuyo lo consigue. Un final original. Felicidades, suerte y mi voto.
Me alegro de que te haya gustado, Manuel. Y gracias por tu apoyo.
Suerte también para ti
Las máquinas tienen más gigas de memoria que nosotros. Y encima no mienten (de momento).
Muy salada tu historia, Jesús, y de lo mas convincente.
Tienes toda la razón, Margarita. «Máquina» es ya una persona muy solvente en algún aspecto. En fin.
Gracias por tu amable comentario.
Quizá la voz de la verdad surgió de un surtidor con forma de la romana bocca della verittà, una típica atracción de feria hace algunos años.
Mi voto.
Mucha, y buena, suerte, Jesús.
Muchas gracias, Manuel.
Tu hipótesis explicaría muchas cosas.
Un saludo