Imagen de perfilEL REGRESO

Ana Isabel Velasco Ortiz 

Enhebra mi brazo. Paseamos. Es una rutina que, a veces, queda interrumpida cuando escuchamos palabras que se me antojan pura magia. Cerca, la manifestación discurre a ritmo de megafonía. ¡Nucleares no! ¡Energía natural!
Lo miro, sus pupilas recobran la luz perdida. Acelera el paso y nos unimos a los manifestantes. Vuelve al pasado. Retorna el abogado entusiasta que fue y me dice de algún caso ante los tribunales.
-A la empresa química no le quedó otra alternativa que renovar el sistema productivo. El juez sentenció que la salud de los trabajadores y los preceptos ecológicos primaban sobre cualquier consideración pecuniaria.
Sonríe satisfecho y por un instante fugaz, le siento asequible, cercano. La pasión de su vida, defender el medio ambiente, le regresa de la nada. Es como si la enfermedad del olvido no le ocupase corazón y entendimiento, como si nunca se hubiera ido.

 

+10

 

Queremos saber tu opinión

13 comentarios