PARALELEPÍPEDO
Nicolás Montiel PuertaNo lo vio venir. Salía del juzgado distraído, mirando el móvil, después de asistir al enésimo detenido de su carrera. Y se topó con la manifestación de frente, y en la frente le cayó el adoquín.
En el hospital le indujeron el coma del que acaba de despertar. Siempre ha sido un tipo con suerte; se ha ahorrado el confinamiento, la incertidumbre, el miedo; no se ha puesto una mascarilla ni se ha lavado las manos hasta casi borrarse las huellas dactilares; no ha sufrido por su familia, por sus amigos, por los desconocidos que iban alimentando diariamente las dramáticas cifras del Ministerio; no ha visto ningún informativo ni ha tenido que hacer yoga, meditación, o flexiones. No ha tenido que rezar.
Hoy, neutralizada la propagación del maldito coronavirus, le han puesto la vacuna, y le han dado el alta.
Mañana vuelve al despacho y amenaza con abrazarnos.
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Pues si hay que pasarla, la pandemia esta, digo, prefiero hacerlo despierta y bien atenta a los detalles para «no contarla» más adelante.
Original, Nicolás.
Un abrazo
Muchas gracias. Que todos la pasemos con fortuna, y con buenos libros entre las manos. Un abrazo.
Buena historia. Utópica en este momento donde ya no sabemos cómo continuará esta realidad que ahora vivimos.
Un abrazo y mi voto
Volveremos a sonreír, sin duda, la capacidad del ser humano para el olvido de lo malo es infinita. Muchas gracias y un abrazo.
Hola, Nicolás.
No hay mal que por bien no venga. Creo que tu protagonista se ha perdido algo, una experiencia única y terrible, que nos vamos a llevar unos cientos de miles de mortales.
Me gusta mucho cómo nos llevas por escenarios, tristemente reales en los últimos días, para acabar con ese final tragicómico.
Qué poder tienes con las palabras, compañero.
Un abrazo y suertísima.
Muchísimas gracias por tu comentario, Towanda. A este escenario tan de película catastrofista sólo le faltan los zombies. Mucha suerte y sobre todo mucha salud. Un abrazo.
Qué suerte ha tenido el tío. Se ha librado de hacer ejercicio en casa. Ja, ja . Un relato redondo, como el final. Suerte.
Muchas gracias, compañero. Menos mal que se ha librado de hacer ejercicio en casa, que es algo tristísimo. Un abrazo
ja,ja, yo quisiera estar en coma también durante esta pandemia… Me alegra de leerte de nuevo, Nico-Barrabás. Mi voto y suerte.
Me alegra leerte, el «de» se coló…
Debería declararse el coma un nuevo estado civil… Muchas gracias por tu comentario y tu voto, y mucha salud y suerte.
Me ha gustado mucho el humor y el positivismo del relato. Bien llevado de principio a fin. ¡Suerte!
Muchas gracias por tu comentario. Suerte también para ti.
Buen micro, votado.
Te quedo muy agradecido por tu generoso voto. Mucha salud y suerte.
Nicolás… no te había visto hasta ahora… se me había colado el relato como a tu personaje la pandemia, je, je… pero rectifico y te aplaudo!!!
Que los abrazos próximos y escalonados nunca sean una amenazaaa!
Ídem, suerte y mi voto (y van 10), compañero confinado!!!
Marta
Muchas gracias por tu amable voto. Si entrar en coma fuera una solución para que todo el mundo se recuperase y saliera adelante, lo firmaba ahora mismo. Un abrazo sin protección y que sea lo que Dios quiera.
Me ha encantado la perspectiva que le has dado al tema y la manera de esquivar la situación de tu protagonista. Enhorabuena y mi voto.
Muchas gracias, algunas veces viene bien lo de ojos que no ven… Mucha salud y suerte.
Hola, Nicolás. Te envío mi voto para tu original relato, como nos tienes acostumbrado, de ese protagonista afortunado que no se ha enterado del lío que estamos sufriendo. Suerte.
Un saludo
Muchas gracias, José Luis. Te agradezco el comentario y tu voto. Te deseo mucha salud y suerte.
Enhorabuena, Nicolás. Muy buena historia. La gente besucona y dada a estrechar afectos y abrazos va a tener un antes y un después. Un abrazo y cuídate.
Muchas gracias, Juan Manuel. Desde luego, después de lo que estamos viviendo va a haber un antes y un después para todo. Mucha salud y suerte
Hola, te devuelvo la visita, el voto ya te lo dejé en su día.
lo envidio: no ha escuchado mil veces el resistiré…
felicidades
Hola, Sebastián, gracias por la visita y el voto. Desde luego, lo mucho cansa, y en general la gente es muy cansina. Un abrazo