INVISIBLE.
Ana Isabel Rodríguez VázquezLes unió la pasión por el derecho y el desafío de compartir despacho y familia.
Él, con su labor eficiente y su flamante apellido en el rótulo.
Ella, a su sombra, luchando por hacerse visible en un mundo de hombres.
Asistiendo a la transformación social, redactando sumarios y cambiando pañales, mientras a la foto de su orla le salían canas.
Ayer, sin previo aviso, nos dijo adiós.
Al volver a casa, mi padre colocó su urna sobre la chimenea , y con un artificial sosiego, comentó que debía buscar cuanto antes una secretaria.
Después se fué a la cocina.
Paseó un buen rato, como un león enjaulado, y desde aquel
» Terreno hostil» preguntó:
– ¿ Sabes donde guarda tu madre las sartenes?.
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Es bonita tu historia y desprende ternura y sensibilidad, como todos tus relatos. Mi voto. Felices fiestas.
Es lo que tiene escribir con el corazoncito, jejejeje…que me salen unos relatos un poco ñoños. Me alegra que te guste. Un beso, Eva.
Una historia todavía real y muy bien contada.
¡Suerte!
Que razón tienes, Margarita. Las mujeres seguimos en la lucha para hacernos «visibles» y queda mucho por andar. Gracias por tu voto y un abrazo enorme .
Hola, Ana.
Jó, qué bonito!!
Me has emocionado.
Mucha suerte.
Hola, Towanda. Muchísimas gracias por tu comentario. Te leo y te admiro . Un beso grande, maestra.
Relato tiernamente reivindicativo. Lo esencial es invisible a los ojos… hasta que falta y su ausencia se hace inmensa. Un voto a tu poesía.
Tiernas palabras las tuyas, Ángel. Agradezco tu comentario y tu voto. Un abrazo fuerte.