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Margarita del Brezo 

Estamos viendo un programa donde salen muchas mujeres; están en la calle, gritan muy alto y llevan pancartas, lazos y pañuelos. «Reivindican poder conciliar la vida laboral con su trabajo», me explica mi hermana. Me dice también que en esos países existen mujeres abogadas que defienden a otras mujeres y que incluso pueden legislar, que es algo así como hacer leyes justas para todos. Yo no me lo creo, aunque sería bonito, pienso. En cuanto oímos que papá llega a casa, escondemos rápidamente el móvil. Ni siquiera nos pregunta qué tal estamos. Se enteró de que íbamos a clase porque echaron un gas en la escuela y enfermamos. Nos ha castigado, aunque la peor parte se la ha llevado mamá: menuda brecha le hizo esta vez. Estoy deseando que vuelva del hospital. Le voy a regalar un pañuelo violeta de esos. Seguro que estará muy guapa con él.

 

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6 comentarios

  • Lo malo de tu «más allá» es que está en este caótico y, a menudo, miserable mundo que ocupamos con esa soberbia que caracteriza al ser humano. Un relato contundente, tan bien escrito como acostumbras, y al que deseo la mejor de las suertes. Enhorabuena, Margarita. Un abrazo.

     
  • La violencia es el último recurso del bárbaro y no debe ser tolerada en ningún ámbito, provenga de un hombre o de una mujer, por ende, la ley debe tenernos como iguales y no hacer diferencias. La violencia ejercida sobre cualquier ser humano se sufre de igual forma, con independencia del género, raza, religión, etc. y en la práctica he visto que nuestros legisladores no saben o no quieren atajar este mal endémico que los profesionales nos vemos obligados, dentro de nuestras competencias, a solucionar. Chapó por tu micro, Margarita. Tienes mi voto y mi ánimo para ver si te alzas este mes como ganadora, aunque la competencia es dura y micros como el de Ana Isabel («Mujer de Bandera») también son potentes. Un abrazo.

     
    1. Nada que objetar a tus palabras, Francisco Javier: la violencia no es más que un síntoma -muy peligroso- de personas insatisfechas consigo mismas, incapaces, intolerantes, insustanciales, ignorantes e «intodo». Y cada vez hay más.
      Gracias por tu ánimo. Soy consciente del nivel de la competencia, así que tendré que seguir mejorando, que siempre es bueno.
      Un abrazo y buen fin de semana.

       
  • Ya sabes lo que opino del «Más allá» y gracias a todas y todos, el «Más acá» es muy diferente, porque no creo que quede aún viviendo entre nosotros ningún padre como el de tu relato. Y si es posible que sí, habría que mandarlo al «Más allá» sin duda alguna.
    Enhorabuena Margarita, mi primer voto de los tres que suelo dar, es tuyo.

     
    1. Por desgracia, algunos quedan, demasiados, «más allá» de nuestras fronteras (y me temo que más acá, también). Y a ver dónde mandas a esos especímenes: ni aquí ni allí son bien recibidos.
      Gracias por tu voto, sé que los dosificas muy bien y eso «me llena de orgullo y satisfacción».
      Un abrazo, Guillermo.