Imagen de perfilEl laberinto de la orfandad

Alejandro Martín Tamhazián Garat 

Con sus cinco años me miraba por el agujero de una caja de cartón.
¿Cómo explicarle que no veríamos al juez porque hoy internet y la virtualidad tienden a disolver los vínculos humanos? ¿Cómo decirle que un fallo desestimatorio ha dado por tierra la última esperanza, la de ser adoptado por esa familia con la que tanto desea vivir y crecer? ¿Cómo evitar ese valle de lágrimas que ya se va formando en su carita triste porque la Justicia no siempre es justa y a veces puede fallar?
Nunca me importó una comisión ni unos honorarios cuando lo que está en la balanza de Iustitia es el derecho superior de un niño. Por mucho que quiera empatizar con nuestros tribunales decido cambiar la balanza por la espada.
Le prometí llegar hasta el final.
Me toma de la mano mientras saborea un chocolate y alcanzamos el último escalón del Tribunal Supremo.

 

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