2101, ODISEA DEL HOMO SAPIENS
Guillermo Portillo GuzmánMi falta de preparación en normativas laborales me obligó a recurrir a un laboralista, al que le encargué la defensa de mis derechos constitucionales ante aquella macromultinacional.
Ésta, había querido promover el crecimiento productivo de sus beneficios a base de incrementar el empleo inclusivo de todo tipo de máquinas y ordenadores inteligentes, a costa de reducir a cero la cuota de humanos en sus equipos operativos.
Incluso el departamento de recursos humanos estaba integrado por máquinas autosuficientes y, según pudo averiguar mi abogado, el Consejo de Administración de la empresa lo formaban cinco supercomputadores HAL9000, que colaborativamente tomaban todas las decisiones.
La sentencia desestimatoria la dictó el Mac que presidía el Tribunal, cerrándole definitivamente a mi abogado la posibilidad de presentar recurso suplicatorio, pues los Tribunales estaban exentos de cualquier sentimiento humano.
Reconecté a mi abogado robotizado para su recarga eléctrica diaria y me bebí mi vaso de cicuta.
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Muy bueno.
Me alegro que te haya gustado. Esa es siempre mi intención. Gracias y saludos.
Gran relato, me encanta ese final repleto a la vez de tristeza y dignidad. Enhorabuena y mi voto.
Gracias, me alegro que te haya gustado el final a pesar del mal sabor que tiene, porque la cicuta sabe fatal…
Muy buen relato, Guillermo. Aunque sea ciencia ficción, es totalmente posible. Eso sí, nos deja un cierto sabor amargo…
Te deseo mucha suerte y te doy mi voto.
Besos.
Cada día que pasa es menos ficción y más realidad. Y sí, la cicuta sabe amarga de narices. Gracias por tu visita y voto.
Hola, Guillermo.
Qué final tan trágico tuvo tu protagonista. Aunque no me extraña con ese tipo de tribunales.
Abrazos y suertísima.
Cuando te quedas sin trabajo a los cincuentaytantos solo te quedan dos caminos: o escribir, o la cicuta… (Es broma…, o no?)
Mal futuro tenemos los humanos con nuestros defectos en forma de sentimientos.
Inquietante. Mucha suerte y mi voto.
Acabo de leer «Sapiens» de Yuval Noah Harari y es una de las cosas que el deja entre líneas respecto a los sentimientos humanos ya que, tal y como hemos evolucionado, no está demasiado claro si son una virtud o más bien, un gran defecto que nos ha llevado a donde nos encontramos. Gracias y un saludo.
Mi voto. Me ha gustado mucho tu relato tan sobrecogedor como próximo en el tiempo.
De eso se trataba, de gustar y a la vez, sobrecoger. Gracias por tu voto. Con unos treinta más termino pillando a Tienda.
Quise decir Towanda. Es que responder desde el móvil, entre el corrector automático y que las letras son de un tamaño infinitesimal, al final faltan acentos y aparecen palabras que no deberían estar ahí. Perdón.