Imagen de perfilEl ilustrador de tribunales (A vuelapluma)

David Villar Cembellín 

Era una fría mañana de enero y el ilustrador dibujaba la sala judicial a vuelapluma. Con trazo marrón creó un marco y luego salpicó el papel con pequeños asperges que conferían fondo a la pintura. El dibujante se sentía poseído mientras su mano delineaba arcos para representar al tribunal a vuelapluma. Los tonos blancos zigzagueaban con los negros para bosquejar al reo, las acuarelas rosas herían a las grises prefigurando el delito cometido. Bajo sus dedos nerviosos, el fiscal parecía poseer el gesto inquisitivo de un pájaro. En ese punto, decidió regar la pintura con diálogos, inmortalizando a los presentes en el momento justo de hablar. Sin embargo, faltaba algo. A vuelapluma, el ilustrador incorporó luz y coloreó un haz que atravesara el dibujo, pero éste perseveraba en lucir con una pátina oscura. No había manera. Como un borrón siniestro, sobrevolaba una pena. No existía barniz que ocultara tanta culpabilidad.

 

+21

 

Queremos saber tu opinión

9 comentarios