Tardes de pesca
Maria Navedo SaurinaSalíamos en su barca y cuando picaba algún pez lo devolvíamos al mar para respetar la diversidad que vivía en sus aguas. Nos gustaba ver atardecer hasta que el sol se ponía tras los árboles que bordeaban la playa. Los especuladores pretendían construir un hotel en medio de aquel ecosistema pero él rechazaba siempre sus ofertas: era su hogar. No olvidaré su mirada de espanto por la degradación que produjo el fuego. Los medios no respaldaron sus protestas y ninguna sentencia condenatoria compensó la barbarie ocasionada. El afán de justicia me impulsó a abogar por estas causas. Ahora se celebra el Congreso de Desarrollo Sostenible en el edificio que levantaron y por mi ventana veo su vieja barca desde la que contemplábamos otro paisaje. Los juristas aquí reunidos tenemos claro nuestro objetivo: redactar unas normas para proteger estos entornos y que el mundo escuche las voces acalladas en otros tiempos.
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Entrañable, nostálgico y triste, pero esperanzador.
Que no se degrade nunca el afán de justicia.
Un abrazo, María.
Gracias Margarita. Me puede la nostalgia cuando veo tanto desastre que no pudimos frenar. Que no perdamos ese afán. Un abrazo.
María, buen relato. Que nunca nos falte la esperanza y no perdamos las ganas de luchar por lo que es justo. ¡Enhorabuena!
Mucha suerte. Te dejo mi voto.
Besos.
Muchas gracias. Con esas miras de justicia se nos despertó la vocación. Un abrazo.
Qué bonito, María.
Empieza triste y termina esperanzador.
Me gusta muchíiiiiisimo.
Muchísimas gracias por tu apoyo. Te admiro mucho. Un abrazo.
En otras escalas de valores no parece muy sostenible, o por lo menos respetuoso, arrojar al mar a un pez después de haberle hecho picar un anzuelo por entretenimiento. También hay marineros que, por divertirse, le queman el pico a los albatros y tampoco me parece correcto.
Por eso hay que educar y convencer. Y al negligente…la legislación vigente.
Casi puedo ver la barca desde mi ventana. Precioso y poético y contundente. Enhorabuena y mi voto.
Muchas gracias. Ahora han construido demasiadas ventanas para mirar. Un abrazo.