Imagen de perfilEl palacete

Marta Carón Peña · Barcelona 

El anciano había llamado aquella mañana. A pesar de que era abogado laboralista y que para temas de herencias era preferible mi compañero, insistió en hablar conmigo.
Acudí a la dirección indicada. Era un bosque de una gran diversidad de árboles. Tomé un estrecho sendero que conducía a un antiguo palacete. El jardín parecía un ecosistema en degradación. Tuve que levantar los brazos para proteger mi rostro de las zarzas. Aún así pensé que sería sostenible como casa rural, el sueño de mi vida.
La puerta estaba abierta y entré. Después de recorrer un largo pasillo llegué a un salón. Encima de la mesa había un documento, un testamento.
Un escalofrío se apoderó de mí al comprobar el nombre del testador y por su puesto el del heredero. Mi padre, desaparecido hacía años me dejaba aquel palacete y una nota que decía «Cumple tu sueño»

 

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